Barcelona como hub del sur de Europa en una SmartCatalonia

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La cooperación pública-privada es uno de los elementos constituyentes del régimen neoliberal. Se caracteriza por el hecho de que las instituciones públicas ofrezcan determinadas facilidades para atraer inversiones de la llamada iniciativa privada. Por lo que se refiere al despliegue del 5G en concreto y la digitalización en general, esta asistencia abarca tanto la constitución de las infraestructuras necesarias como el fomento de un entramado social y cultural acorde con las necesidades de la digitalización. En Estados semiperiféricos como España – y caracterizados por una gran desigualdad social y la pérdida de una estructura económica autóctona – este tipo de medidas de promoción son muy fuertes pero no ofrecen garantía alguna para que el capital se quede (como se ha visto, de nuevo, con Nissan).

El hecho de que Barcelona y Catalunya sean dos de los núcleos más desarrollados del Estado no cambia nada al respecto, más bien lo contrario: aumenta el servilismo de sus élites para no perder más activos respecto a Madrid. Durante los últimos 20 años la ciudad de Barcelona ha sido diseñada como polo de atracción para nuevas tecnologías con apariencia suave pero con un fondo de dominación social muy duro. Ejemplo de ello son la promoción selectiva de sectores como la biotecnología y la creación del barrio de 22@.1 El entramado urdido entorno al “Mobile World Congress” y la promoción de la tecnología 5G constituyen un paso más en este camino.

Nos vamos a limitar a reseñar los dos nodos más importantes de este entramado: el “Mobile World Capital Barcelona” y “5G Barcelona”. Ambos entes público-privados fueron creados a partir de los acuerdos de gobierno que dieron al PSC las regidorías claves para determinar el desarrollo económico y tecnológico de la ciudad a cambio de apoyar la reelección de Colau como alcaldesa. Los regidores socialistas reactivaron asimismo la estrategia de la Smart City promovida por el gobierno de Trias y marginada por el primer gobierno de Colau. El PSC, además, consiguió colocar a su antiguo primer secretario, Pere Navarro, como presidente del comité ejecutivo del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, desde donde se promueven, con la habitual prosa hueca, eventos tan característicos para la marca Barcelona como la Barcelona New Economy Week.

Jordi William Carnes es otro ejemplo de la fusión entre burócratas y tecnócratas. Militante del PSC desde sus tiempos de estudiante universitario había ocupado varios cargos importantes, tanto en la Generalitat como en el Ayuntamiento de Barcelona, antes de ser nombrado en 2014 director de Turismo de Barcelona (la entidad pública-privada que determina la política turística de la ciudad). Desde que en 2018 fue cesado de ese puesto por malversación de fondos ha vuelto al negocio privado y a la promoción de la industria digital a través de entes público-privados. Como él hay unos cuantos “socialistas” más que pasan constantemente de cargos públicos a privados y viceversa, constituyendo una red de influencias a la sombra.

Durante los últimos 20 años la ciudad de Barcelona ha sido diseñada como polo de atracción para nuevas tecnologías con apariencia suave pero con un fondo de dominación social muy duro.

Gracias a esta red el PSC se ha hecho con las bazas para recuperar el poder municipal en las próximas elecciones. El hecho de que Colau ordenase la eliminación de un artículo crítico con el 5G de la web de la entidad municipal Fábrica de Sol, a causa de críticas aparecidas en la prensa, muestra claramente la supeditación de la nueva política a los intereses económicos que mueven los hilos de la ciudad. Al mismo tiempo evidencia la tolerancia cero de los defensores de la tecnología smart con sus críticos.

Mobile World Capital Barcelona (MWC Barcelona)

Esta fundación es el núcleo duro de la promoción pública-privada del 5G. Ha sido fundada por el Ministerio de Economía y Empresa, la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, la Fira de Barcelona y la GSMA. La GSMA es la representante mundial de los operadores móviles y como tal organiza eventos y congresos de acuerdo con los intereses que representa. El más importante de ellos es el Mobile World Congress (MWC) que se celebra en Barcelona desde hace unos cuantos años. El diario digital Telecoms.com define la GSMA como “una de las asociaciones comerciales más poderosas del mundo, que presiona a los gobiernos en todo, desde la política fiscal a la estrategia de precios”. Por otra parte, llama la atención la gran similitud entre los dos nombres, que induce a la idea de que Barcelona sea la capital mundial de la telefonía móvil. Como “partners corporativos” de MWC Barcelona figuran Telefónica, Orange, Vodafone, Damm y Caixa Bank. El director general del invento es un tal Carlos Grau, ex responsable de Microsoft en Catalunya.

Según sus propias palabras, el “MWC Barcelona” centra su actividad en tres áreas: “la capacitación digital de nuevas generaciones, profesionales y ciudadanos en general; la transformación digital de industrias y servicios y la aceleración de la innovación digital mediante los emprendedores”. Quieren aumentar la aceptación de la tecnología digital en general (y del 5G en concreto) mediante programas escolares que mejoren la “empleabilidad”, talleres que “empoderen” a la sociedad en la tecnología móvil así como mediante eventos artísticos y culturales. Además elaboran informes y estudios para averiguar el uso de las tecnologías digitales y medir su impacto en la sociedad. Mientras que su Observatorio 5G hace un seguimiento de los proyectos pilotos de 5G en España.

La otra pata de la entidad es la creación de una “plataforma de negocios para la comunidad de startups presente en todos los eventos de MWC en todo el mundo“. Y, para poder continuar barriendo hacia su casa, también forman parte de “5G Barcelona”, la fundación pública-privada, que pretende transformar el área de Barcelona en un “laboratorio urbano para la validación y adopción de tecnologías 5G en un entorno de ciudad real”.

5G Barcelona

El 5G Barcelona es el ente sucesor del llamado 5GCity, un proyecto promovido por la Fundación i2CAT y la compañía de infraestructuras telefónicas Cellnex Telecom. El proyecto consistió en la instalación de una red de pequeñas antenas que se pueden utilizar como una estructura municipal compartida por todos los operadores. La infraestructura resultante se llama “operador neutro” y la forma de funcionamiento del proyecto – muy característico en ámbito de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) – se conoce por Triple Hélice, denominación que designa la estrecha colaboración entre instancias políticas, académicas y empresariales en la consecución de un fin económico común.

5G Barcelona pretende transformar el área de Barcelona en un “laboratorio urbano para la validación y adopción de tecnologías 5G en un entorno de ciudad real”

El mismo i2Cat es – a su vez – un ejemplo perfecto de este tipo de funcionamiento. La fundación fue creada en 1999 por iniciativa de la Universidad Politécnica de Catalunya y reúne en su comité ejecutivo representantes destacados de las tres administraciones públicas, de las universidades catalanas así como delegados de operadores como Orange y Vodafone y de multinacionales de la industria digital como Cisco. En el caso de Cisco se trata del principal fabricante de sensores y otros componentes digitales para el desarrollo del Internet de las Cosas. Se conoce también por ser una de las cinco grandes empresas digitales estadounidenses que, en su conjunto, han desviado más de 420 mil millones de euros a paraísos fiscales2.

También Cellnex Telecom está presente en este comité ejecutivo. Detrás de su nombre se esconde una antigua sucursal de la multinacional española/catalana Abertis, creada en la primera ola de privatizaciones del tardofranquismo. Esta abnegada empresa controlada por La Caixa se dedica desde hace décadas a la gestión de las autopistas de peaje sacando unos réditos fabulosos gracias a sus excelentes contactos con los políticos de turno. En 2018 Cellnex Telecom compró la Xarxa Oberta de Catalunya, una concesión de la Generalitat de Catalunya para hacer llegar la fibra óptica al territorio catalán. De esta manera Cellnex Telecom se convirtió en el llamado operador neutro, una figura que pretende ser la aportación local al despliegue global del 5G.

También el 5G Barcelona funciona como una Triple Hélice con sus numerosas ramificaciones. En este caso la componen la Generalitat de Catalunya, el Ayuntamiento de Barcelona, el Mobile World Capital Barcelona, i2CAT, la Universitat Politècnica de Catalunya, el Centre Tecnològic de Telecomunicacions de Catalunya y Atos, una multinacional francesa de servicios informáticos en el sector de las TIC.

Un breve viaje por la web de 5G Barcelona evidencia varias características de ese pretendido salto de innovación. En primer lugar llama la atención la desaparición de la diferencia entre lo público y lo privado. Todo se desvanece a favor de una única actividad altruista facilitada por el maravilloso desarrollo digital en el que todos estamos implicados: desde las multinacionales, hasta el bedel del instituto preocupado por la seguridad, pasando por los políticos locales.

En segundo lugar salta a la vista que ofrecen soluciones a problemas que, o bien no tenemos, o bien se podrían solucionar de otra manera, o bien exigen soluciones estructurales y no técnicas. Un ejemplo de ello es el proyecto piloto de la poda de una plantación de nectarinas en Lleida asistida telemáticamente por un agrónomo que indica al agricultor como tiene que podar cada árbol para aumentar la productividad de la plantación. Todo esto suena muy bonito pero el proyecto obvia descaradamente la problemática de la sobreproducción de frutas, el poder de las grandes distribuidoras de reventar los precios y la explotación brutal de las personas que trabajan en el campo.

En la nota de prensa de otro proyecto piloto bonito se enseña un policía que cura a un chaval afectado por un ataque epiléptico gracias a la cámara integrada en su casco que le conecta en tiempo real a un servicio de asistencia especial. Evidentemente, la nota de prensa pasa por alto el hecho de que los policías deambularán por esta razón con sus cámaras integradas por la ciudad del futuro sino para vigilar más y mejor a todo quisqui. Otra perla: el proyecto piloto que pertrecha a los turistas con unas gafas “de realidad aumentada” que les muestran tantas maravillas que se queden pasmadas de admiración, como se puede ver en la foto que acompaña el anuncio.

Salta a la vista que ofrecen soluciones a problemas que, o bien no tenemos, o bien se podrían solucionar de otra manera, o bien exigen soluciones estructurales y no técnicas.

La supermanzana del Poble Nou es quizás el ejemplo más claro del cinismo y de la hipocresía de los promotores público-privados de 5G Barcelona. Esta gran promesa electoral de los Comunes para reducir la contaminación atmosférica, aumentar la salubridad de la vida urbana y recuperar la vida barrial ha sido cubierto por una tupida red de antenas del 5G que crean un gran campo de ondas electromagnéticas que permitirá enchufar al vecindario – y particularmente la gente mayor – a la realidad virtual.

Aparte de estos proyectos pilotos diseñados para aumentar la aceptación social del nuevo estándar de la telefonía móvil, los gestores del 5G Barcelona han creado 5 laboratorios (LABs) en universidades y otros espacios públicos de la ciudad y sus alrededores. Estos LABs cuentan con dispositivos de tecnología digital de última generación adquiridos con dinero público con el fin de “crear entornos de experimentación” que sirvan a empresas y “start ups” a probar y mejorar sus aplicaciones. De tal manera que puedan ahorrar gastos y salir antes al mercado; una función a la que está especializado, el “Thinx Lab” instalado en el Palau de Mar de la Barceloneta. Obviamente nadie pregunta por la utilidad o peligrosidad social de las nuevas aplicaciones, lo único que cuenta es que se puedan “posicionar estratégicamente en el mercado”.

No sabemos cuando dinero público se invierte para la promoción del 5G y la industria digital en general, con tal de conseguir que el Mobile se continúe celebrando en Barcelona. Lo que sí sabemos es que estas inversiones no redundan en beneficio de las habitantes de la ciudad. Ni siquiera sirven para crear el llamado “valor añadido”, si no es para compañías como Apple, que, según sus propios datos saca un beneficio bruto del 58,5 % de cada iPhone, mientras los salarios de las personas empleadas en la cadena de producción y suministro repercuten apenas el 5,3% en el precio.

Y también sabemos que la industria digital hará todo lo posible para no correr con los gastos elevados de la infraestructura de su nuevo estándar. Que algo no acaba de rodar en la pretendida tabla de salvación de las tasas de crecimiento del capitalismo muestra el hecho de que sus defensores prevean un nuevo aplazamiento de la implantación generalizada del 5G de 2020 a 2025.

Para nosotras se trataría de conseguir que este aplazamiento se extienda al infinito!

1 Aparte, claro está, de la adaptación y venta sistemática de la ciudad a la industria turístico global en todas sus variantes, iniciada con los Juegos Olímpicos del 92.

2 Las otras, por orden de cantidades evadidas, son: Apple, Microsoft, IBM, Google.

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